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Principales dilemas éticos que nos plantea el film

Los límites éticos y jurídicos que tiene -y debe tener- toda profesión u oficio son un tema de creciente preocupación para una ciudadanía cada vez más informada de sus derechos.

El lobby no es la excepción a esta preocupación, sobre todo cuando se percibe, como afirman muchos de los detractores del protagonista de la película, que el rol del lobbysta es hacer todo con tal de lograr sus objetivos.

En el caso de temas sensibles como la promoción del tabaco, donde además existe una industria de miles de millones de dólares hace que el sentimiento de desconfianza se multiplique. 
El juicio público al que se ve envuelto el cliente impopular –en este caso las tabacaleras- hacen que muchos de los personajes del film desconfíen de la moral de Nick Naylor por la forma en que defiende los intereses de la industria.

Si bien es cierto que hay un problema ético de conflicto de intereses, toda vez que la Asociación de Estudios del Tabaco es en realidad financiada por las tabacaleras, y –además- se da a entender que no es un centro de estudios imparcial o que tenga pretensión de objetividad, el conflicto principal y que a estos efectos es aplicable a la práctica jurídica, se da desde la perspectiva del derecho de toda persona y toda causa a recibir una defensa.

El derecho a la defensa es un componente clave del debido proceso, y negarle a una persona o corporación multinacional por impopular que fuere su causa es el principal cuestionamiento de la película. Hay otros dilemas que derivan de los límites de este derecho, pues el protagonista realiza acciones cuestionables como sobornos. También reveló secretos profesionales coqueteando con una periodista, que también actuó en forma antiética al revelar conversaciones off the record

Sin embargo más allá de esas actuaciones, la mayoría de sus técnicas, como sus habilidades discursivas, aprovechadas televisión, idear estrategias de marketing usando el cine, o presentarse ante la comisión del Senado demuestran que su función es simplemente la de hablar por las tabacaleras y representar sus legítimos intereses, interpretando favorablemente los datos, claro está.

De este modo, mutatis mutandis, entre el lobby y la profesión jurídica hay paralelismos, en lo referido a la representación de intereses, que siempre están en pugna con otros, e incluso pueden ser minoritarios o representar posturas indeseables socialmente. Sin embargo en la medida que se respeten las reglas deotológicas aplicables al caso, no se mienta, y el encargo se acepte libremente, podemos decir que se estará actuando bien. Finalmente en la película vemos que pese a todos los cuestionamientos, Nick Naylor actuaba siguiendo lo que le parecía correcto, y de la forma más profesional posible (a diferencia de otros personajes que finalmente quedaban como poco transparentes, como el Senador, la periodista o su jefe en la tabacalera).

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